El Juglar de la Red
Por Rafael Cano Franco
La consulta fue un fracaso
Mientras que Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del INE, asegura que la consulta del domingo pasado fue exitosa en cuanto a que es la primera en su tipo que se realiza en México; al tiempo también que Mario Delgado, dirigente nacional del Morena, asegura que fue un triunfo porque el 93 por ciento de los participantes votaron por el SI, para enjuiciar a actores políticos del pasado.
La realidad es menos halagadora de como la ven ellos dos.
La Consulta del domingo no solamente fue un rotundo fracaso y un gasto innecesario en un país plagado de necesidades; también es un revés político para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido, Morena; la escasa participación ciudadana y el desprecio mostrado a la consulta, refleja que muchos mexicanos están cansados de tanto teatro presidencial.
Con una participación ciudadana que se mueve entre un 7 y 8 por ciento, la consulta fue un ejercicio inútil, caro, no fue el distractor que esperaban y el resultado deja en claro que a los mexicanos antes que ver al pasado, les interesa el presente y futuro.
Con un padrón nominal de 94 millones de ciudadanos, se requería la participación del 40 por ciento para darle carácter vinculante a la consulta; pero la meta ni siquiera llegó a los dos dígitos porcentuales, los poco más de 6.5 millones de votos que fueron recibidos son indicativo del desprecio ciudadano para este ejercicio y dimensionan el grado de “lealtad” en el voto duro que conserva el Presidente y Morena.
La consulta no tiene ya ningún efecto, la poca participación ciudadana sentenció que poco les importa enjuiciar a los actores del pasado y si bien hubo un voto mayoritario por el “Sí”, eso simplemente se convierte en anécdota sin ningún impacto judicial o sin mayores consecuencias políticas para los actores a quienes pretendían someter a juicio.
Pero hay enseñanzas de este fracaso:
Si bien muchos achacan responsabilidad plena al presidente López Obrador, la realidad es que hay una responsabilidad compartida entre los tres poderes.
Quedó claro que el capricho del Ejecutivo no fue consentido por los ciudadanos; nadie puede negar que esta consulta obedeció al interés de Andrés Manuel López Obrador por sentar en el banquillo a los ex presidentes de México, particularmente a su némesis, Felipe Calderón; fue el Presidente quien promovió la Consulta, la impulsó, estuvo dándole difusión; él comprometió a gobernadores de Morena, en funciones y electos, para que promovieran la participación en sus estados; pero al final de cuentas nada funcionó y su capricho tuvo un costo de 580 millones de pesos.
La Consulta también es responsabilidad del poder Legislativo, particularmente de los diputados de Morena y sus aliados, quienes sometidos y agachados, no tuvieron valor cívico para oponerse al capricho presidencial y con sus votos validaron el ejercicio. El Presidente López Obrador culpó al INE de no instalar suficientes casillas y de no darle promoción suficiente para incentivar la participación ciudadana; pero eso no es culpa del INE, es de los legisladores de Morena y sus aliados que se negaron a aportarle los recursos presupuestales suficientes para instalar más centros receptores y darle una amplia difusión a la participación de los ciudadanos.
El Poder Judicial tampoco está exento de responsabilidad, fueron ellos los que condescendieron al capricho; formularon la pregunta y será en ese poder a donde se remitan los resultados que arrojó la participación ciudadana.
En lo político y en lo judicial el resultado es una derrota para el Presidente López Obrador; no solamente exhibe el poco impacto que tuvo su petición para que los ciudadanos salieran a votar; también es una clara manifestación de que la mayor preocupación de los mexicanos no está en el pasado, ni es de su interés promover juicios; lo que preocupa es la salud, la economía y la seguridad pública en el presente y el impacto que tendrán estos temas en el futuro de México.
Si los mexicanos no salieron a votar en la elección del pasado 6 de junio, que era un evento mucho más importante que la Consulta, con mucha más razón se negaron a validar este ejercicio que fue bien organizado y que demostró que 83 millones de mexicanos no estaban mínimamente convencidos de su utilidad.
El revés para el presidente López Obrador es también un llamado de alerta, no se puede olvidar que el próximo año se va a llevar a cabo una consulta popular para preguntar a los ciudadanos sobre la revocación de mandato al Ejecutivo en funciones. Si la abstención de hoy es el reflejo del pensamiento ciudadanos sobre el gobierno que tenemos, entonces cuidado porque se puede dar el caso de un rechazo popular masivo y eso sería el fin de la 4T.